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Termómetro social VII (Álbum del Clausura Néstor Kirchner)


A la media hora de la cadena nacional en la que nuestra Presidenta anunciase la puesta en marcha de la ley de medicinas prepagas, y un par de horas después del fallo chaqueño que condenó a perpetua a los responsables de la masacre de Margarita Belén, con mi hijo volvíamos a casa por la calle Freire, en Colegiales. La noche de otoño ya había ganado la calle, y yo, al volante, intentaba sacarle algunas palabras acerca de su lunes. Pasábamos frente al kiosco donde hacía unos días habíamos comprado los primeros paquetes del Clausura Néstor Kirchner, a 1 peso cada uno, y los dos al mismo tiempo, al torcer el cuello, pegamos el grito: ¡el álbum!

Bajamos, y le dijimos a la dueña que queríamos uno. Lo tenía adherido a la vidriera, bien a la vista. Sale como loco, ¿no?, dije, con seguridad. Me lo sacan de las manos. ¿Y las figuritas? Lo mismo: vuelan. El tema es el precio, me parece, dije, mientras agarraba el álbum que ella me pasaba por una ventanita circular. Y qué te parece, suspiró, todas las figuritas deberían valer esa plata. Un precio popular, subrayé, y aparte, con Santino, y lo miré –ya estaba hojeando el álbum, a la altura de mi cintura-, nos gusta Néstor Kirchner. Me parece muy bien, devolvió ella, mientras agarraba los diez pesos que le daba por el álbum y cinco paquetes, a mí también me gusta.

Nos despedimos, entre sonrisas, y deseos de buena semana, llenos, contentos, con la certeza compartida, implícita pero no dicha, de que estamos bien, y que vamos a estar aún mejor.

El álbum, hay que decirlo, es barato. No sólo en precio: también en calidad. Viene con otro sub álbum adentro, sí, el de la Copa América, pero no se esforzaron mucho los ¿compañeros? en la presentación del producto. Colores opacos, poco y nada de diseño, diagramación básica.

Mi nene nota la diferencia con el resto de los álbumes. No es salame. Tranquilamente podría decirme algo así como “esto es una garcha, pá, prefiero mil veces los otros”, pero no. Todavía no dijo nada, y es más: pegamos las figuritas -sentados en la alfombra de casa, descalzos, habiendo tirado la ropa hacía dos segundos en cualquier parte-, del Patito Rodriguez, el Pelado Silva, la formación de Tigre y Argentinos, el Burrito Ortega con la camiseta de All Boys, el Bichi Fuertes, el Pochi Chávez y Leandro Somoza, entre otros, con la cálida familiaridad que te ofrece el hecho de verlos jugar todos los fines de semana en el Fútbol para Todos.

Para miles de pibes, imagino –entre ellos mi hijo, que se da el gusto de coleccionar los tres álbumes de fútbol que hay en la calle en este momento-, éste álbum quedará en la historia, como tantos otros, con la particularidad, no sólo de ofrecer precios populares, sino también, por la ilustración de Néstor -en el retiro de la tapa-, picando en punta, con toda la mediocridad junta de la oposición –a través de sus referentes-, intentando alcanzar sus tobillos, situación, por cierto, que nunca, pero nunca jamás, lograrán.

2 comentarios:

Vir dijo...

Que lindo relato!
Aguante Cristina y que florezcan mil flores.

Anónimo dijo...

Lindísimo relato. Luego de leer tu libro ya voy conociendo tu estilo, tan visual,
Cristina

Manu y Santino Dios

Manu y Santino Dios