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Más Poesía Menos Policía volúmen 5
La clase de la Jueza
La disputa del Poder Ejecutivo con el Poder Judicial en la Ciudad, la bochornosa jueza discriminadora y la cuestión de clase en la política local.
La Jueza Contravencional de la Ciudad Rosa Parrilli dio una muestra de pertenencia a una clase y una clase de pertenencia a una corporación. Esto disparó acciones políticas de todo tipo que resulta atractivo analizar.
Por un lado se pudo ver a los medios escandalizados defendiendo, ahora, a la burocracia estatal, a la Guardia Urbana de Ibarra y a los morochos, cuando permanentemente hablan de profesiones cuando un delincuente tiene una (el abogado mató, el ingeniero estafó) y hablan con lenguaje policial cuando el autor del delito es negro y no terminó el secundario. Por lo que sea, los medios salieron a cruzar rápidamente a esta jueza impresentable. Y esto produjo inmediatas acciones de Macri y sus ministros.
Una primera confirmación que merece más desarrollo: A Macri la política se la manejan los medios y todo lo que hace lo hace para los medios. No tiene política en serio fuera de la agenda de los medios. Esto, que su círculo de publicistas cree que es la panacea, es un boomerang que no tiene sentido explicar aquí.
Pero esta historia tiene algo más pesado atrás y que se relaciona con el verdadero conflicto: El gobierno de Macri quiere restringir el accionar de la justicia de la ciudad y en ese camino elaboró un proyecto de ley que ya consiguió un Dictamen de la Comisión de Justicia de la Legislatura. Este proyecto limita arbitriamente, violando la Constitución de la Ciudad, el acceso a la justicia de los más frágiles, a quienes, si se aprueba ese proyecto, los jueces deberán obligarlos a presentar una caución real para solicitar una medida cautelar (van a tener que poner plata si quieren que el juez resuelva rápidamente respecto de una violación de un derecho).
Pero no nos confundamos. Los jueces que dictan medidas cautelares en la Ciudad restituyendo los derechos que el Gobierno de la Ciudad viola, no tienen nada que ver con aquella Jueza Contravencional. Al gobierno de Macri no le importan los jueces como esa jueza, irresponsables, autoritarios y discriminadores; le importan los jueces que leen a fondo la Constitución de la Ciudad cada vez que alguien presenta un amparo en los Tribunales. Y por más que se pueda pensar que algunos jueces de la ciudad se exceden en sus interpretaciones y rozan los límites de su competencia, lo cierto es que siempre lo hacen con la Constitución en la mano y bajo una argumentación jurídica y profesional (no con autoritarismo, despotismo y xenofobia) El sistema Contencioso Administrativo de la Ciudad (donde tramitan casi todos los amparos por derechos fundamentales) tiene sus propios controles que interpretan restrictivamente algunos derechos (El Tribunal Superior especialmente) y no hace falta que el Ejecutivo meta mano.
Lo que pasa es que la Jueza Parrilli es incomoda en un acto particular, mediático (que ilumina, además, sobre ciertas conductas de la corporación judicial) pero lo cierto es que ese acto da cuenta de una expresión de clase de la que Macri también es propietario. A Macri le sobran las ganas de poder gritar como esa jueza, así debe tratar a sus empleadas en su casa, y lo quisiera hacer con los jueces, pero no puede hacerlo, porque están los derechos humanos, la política y todo eso. Sin embargo, miren que paradoja, porque lo que hizo Macri rápidamente con las empleadas agraviadas fue un gesto político, puramente político, que trae rédito político. Pero resulta que cuando Palacios renuncia Macri dice que el tema se politizó, como si la política fuera algo ajeno a lo que hace todos los días. Odiar la política haciendo política. Acá hay otra disputa latente en la actualidad (¿Qué vale más: la imagen o la capacidad política? ¿Quién tiene el poder: quien gana las elecciones o quien marca la agenda?).
La postulación de Ugolini como miembro del Tribunal Superior va en el mismo sendero: una abogada que no incorporó a sus razonamientos jurídicos la Constitución de la Ciudad y que cree que defender el Estado es defender el interés de la sociedad. Uy, uy, uy, cuantas contradicciones. Resulta que ahora el PRO es pro estatal. No, lo que resulta es que ahora ellos tienen el poder y necesitan herramientas legales para que no jodan con el derecho a la salud o el derecho a la vivienda. Lo que pasa es que los patrones funcionan así y piensan que todos los demás también. Que alguien da órdenes y otro las cumple. En el comedor de la casa, en una empresa y en el Estado. En esa concepción juntan sus manos la jueza contravencional y el jefe de Gobierno, aunque Macri simule distanciarse.
dios te bendiga
irrumpe a voz de cuello en el vagon
lo camina de punta a punta
con la nena dormida en el hombro,
la cabeza levantada
los ojos negros cansados en los pasajeros
la ropa gastada
los medicamentos en la bolsita;
de tantas veces que ha compartido su historia
en el transporte público
tiene las cuerdas vocales a la miseria,
tengo el virus en la sangre
y el estado me medica, gratis, relata,
cita el hospital y el médico,
pido para darle de comer a mis nenes
que están sanos, por suerte, confiesa;
no vuela una mosca
y su voz rota
hace trizas la indiferencia
como cascote que entra por la ventana
y destroza la cabeza de cualquiera;
sólo hay traqueteo de hierro y acero
y el relato de un pibe de ojos negros
que se hace cuerpo
y carne
y fibra
infectada
por una dignidad
a prueba de todo
incluso la muerte;
va de nuevo
de punta a punta
dejan sobre la palma de la mano agrietada
monedas de un peso con el sol argentino
también billetes,
la cabeza siempre levantada
y el dios te bendiga.
La calle habla
Camino por Tacuarí al 200, una pared tapada con 30 afiches iguales, la cara de Silvana Guidici y una frase: Empleada del mes; y un dibujo: el clarinete del gran multimedio argentino. Dos cuadras más, Tacuarí y Belgrano, un stencil: Inseguridad es Tinelli. Sigo, doblo en Venezuela y miro una vez más, quizas la 1237 vez que lo veo, y le saco otra foto, con mi nuevo celular y la mando por celular y la subo a la compu, soy moderno, la tecnología se mete en nuestras vidas y son herramientas a explotar, pero las paredes, las paredes serán siempre paredes, marcan límites y expresan sentidos. No hay tecnología que las demuela y siempre habrá un atrevido social que exprese lo que muchos sienten pero pocos muestran.
Nueva ley de Medios: más apoyos.
Mucho más que rabia
Diario en su versión digital publica información de último momento: "un perro mató a su dueño en la Paternal".
Toro –ése era su nombre-, nació con problemas neurológicos, explicaban unos y otros, entre carcajadas, botellas de vino y páginas porno en la pc. Mentira. Lo vengo sosteniendo desde el día que despedazó a los tres gatos que bajaban del árbol para tomar la leche que todos los días les daba la señora Rita: ese perro está maldito, no discierne entre el bien y el mal.
El dueño del toro, Rubén, conocido mío de la noche, terminó ahogado en su propia medicina. Te va a comer vivo, le decía yo. Y él subestimaba la situación haciendo gestos de fastidio con las manos. Trabajaba como personal de seguridad -prevención le dicen ahora- en diferentes boliches. Se perdía en el conurbano todo el fin de semana -a veces hasta el martes o miércoles-, y cuando regresaba a su casa se encontraba con el perro encadenado a los hierros del fondo del taller, con todos los músculos y fibras del cuerpo tensos como una pared de concreto, la mandíbula herméticamente cerrada, hambre de cuatro días y, en especial, un odio visceral que fingía con maestría.
Con el paso del tiempo y la invariable conducta de su dueño el perro dedicó su lúgubre existencia a esperar una única oportunidad.
Y ese día llegó (todos tenemos aunque sea una oportunidad en la vida). Gracias a un descuido de Rubén, el toro lo hirió de muerte.
Ahora lo tenía bajo sus cuatro patas, el corazón le golpeaba el pecho y, por primera vez en mucho tiempo, el hambre que le estaba afectando hasta el sistema nervioso, había desaparecido.
Ni bien advirtió que tiraban abajo la puerta de entrada comprendió que venían por él. Encadenado, y todavía lúcido, enfrentó durante algunos minutos a los dos jóvenes y temerosos policías.
El sol ya pintaba la mitad del patio cuando uno de los uniformados desenfundó su 9mm, acercó el caño hasta el invisible límite impuesto por la trompa desencajada del animal –en dos patas y atascado por la cadena- y con cuatro disparos lo estampó de lleno contra la pared del fondo, el mismo pozo donde pasó gran parte de su vida condenado como un perro.
Nueva ley de Medios
El lunes en Página 12
El privilegio y el placer de escribir en Página 12.
La oportunidad de la seguridad: fisuras en la Ciudad
Pelear la vida
Pelear la vida es un texto de profunda vitalidad y raices históricas que contiene la biografía de Aurora Zucco de Bellocchio, Madre de Plaza de Mayo, una historia de vida que ya lleva ochenta y siete años y que nos involucrará con la historia social y política de nuestro país a lo largo del último siglo.
El prólogo, a cargo de la socióloga Alcira Argumedo, contiene el siguiente pasaje: “El recorrido de esta madre de familia numerosa hasta convertirse en una Madre de Plaza de Mayo es apasionante; y, como me sucede con tantas otras Madres, imagino la sonrisa de mis compañeros desaparecidos comentando con orgullo: ”¡Mirá lo que hizo mi vieja!”.
Invita: Editorial Altamira. Lunes 7 de septiembre, 19.00 horas, Librería Gandhi, Corrientes 1743, Capital Federal. Leer más...
La historia de quetepasaclarin
La verdad de la milanesa. Una batalla escondida en el medio de la guerra. Hay que aguantarla.
http://natanael.blogspot.com/2009/09/la-historia-tras-quetepasaclarincom.html
Claro que sí
con el handy en la mano
y el caño de la pistola detrás del cinturon,
los músculos de la cara rígidos
los ojos vidriosos
la adrenalina de estar cumpliendo con el deber.
vi cómo los inmovilizaban, amenazaban y esposaban hasta doblarlos como a un ternero.
vi cómo rastraeban las pruebas hasta dentro de las medias mientras los pibes masticaban odio o despedían lágrimas.
vi resentimiento y perversión: abuso de poder.
vi cómo operaban en barrancas de belgrano
contra algunos chicos desprevenidos de la zona
pero más aún en las plazas de retiro con los lavacopas del sheraton
o el personal de limpieza de osde
que se recuesta en el cesped a fumarse uno.
al rato, llegan los patrulleros y se amontonan cuerpos y comentarios en voz baja;
los pibes adentro con la cabeza entre las rodillas
y una sensación horrible dentro del cuerpo;
pianito en la comisaria -más verdugueadas- y al calabazo como un delincuente.
pero se dijo basta; por fin primó la cordura.
ahora que los supremos pusieron los puntos sobre las íes,
salud en lugar de represión: claro que sí.
estado benefector, por lo menos en las intenciones.