Sábado 22 de mayo. 23.00 horas. 9 de Julio, dentro de una marea de gente, entre Sarmiento y Perón.
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Las misceláneas (I) de haber estado ahí, en los festejos del Bicentenario
Sábado 22 de mayo. 23.00 horas. 9 de Julio, dentro de una marea de gente, entre Sarmiento y Perón.
El clima social
Hay muchas voces que cada vez llegan mas lejos y no son las de ellos. No hubieran desesado nunca mostrar el culo sucio, pero la historia los embocó en vida. Y nosotros sólo tenemos que mirar, leer, escuchar y militar.
Luis Bruschtein en el Página 12 de hoy le contestó a Morales Solá sin haberlo escuchado. A mi juicio esta nota de Bruschtein toca en la tecla que mejor sonido hace.
Agregarle nomás que en esta fiesta popular, con millones de personas en las calles, no hubo ni un incidente, ni un lastimado, ni un delito de la maldita inseguridad, ni un palo policial. Esto es lo inédito en la Argentina. Es muy dificil registrar convocatorias tan pero tan masivas, largas, que terminan de madrugada, sin incidentes.
El incidente siempre es la nota de color de los diarios. Ni eso tuvieron esta vez. Hay que aceptar que una ciudad liberada por cuatro días, con poco orden, puede subsistir, sin autoridad. Centenares de vendedores ambulantes, cerveza a rolete, comida de todo tipo. La ley municipal, el codigo de convivencia, y las faltas ahí no tenían lugar. Fue un estadío excepcional para una situación excepcional. Pero algo nos dice. Entre otras cosas nos dice que en este país cuando un famoso periodista dice que teme por su vida, lo que nos está queriendo decir, en realidad, es que le tiene miedo a la verdad.
Fiesta popular
El viernes, el sábado, el domingo, el lunes en la cancha, hoy. Fiesta popular, no hay otra forma de definirlo.
El sábado, La Nación sacó su editorial del Bicentenario, recordando claramente quienes son y qué quieren: son milicos, oligarcas, terratenientes, asesinos y quieren impunidad para seguir expimiendo al Estado y al pueblo. Esa editorial da cuenta de una derrota que no pueden soportar. El sábado, además, la nota principal de política del diario decía que para el partido de Argetina y Canada, el gobierno había repartido miles de entradas entre los intendentes del conurbano para convertir el partido en un acto kirchnerista. Me reí entonces y me reí mucho estando en la cancha. La Nación está volcando, como su socio tocando el clarinete. Como una pelea de novios apasionados, saben que lo que dicen puede empeorar su situación, pero es tan grande la bronca, que lo dicen igual, con los costos que eso lleva. Me imagino los lectores de La Nación viendo el partido en la platea, buscando a los militantes K. La cancha estaba colmada y no había ni una bandera a favor del gobierno. Gente de todas las edades, de todas las clases sociales, mitad hombres y mitad mujeres, miles de niños. Del interior del país, extranjeros, de todo.
Lo que se vive en este bicententario puede reflejarse en la disputa por la ley de medios: es eso lo que se discute hoy, en este aniversario. Puede usarse de síntesis. Quién habla, en nombre de quién, por qué y para qué. Llegamos a tal punto que imaginamos que los grandes medios no iban a reflejar la fiesta en el Paseo del Bicentenario. Hubiera sido demasiado. La expresión más pura es la que se impone en la calle, y nadie la puede ocultar, porque es de a cientos de miles. Y muchos de ellos seguramente poco se preocupan por las internas del gobierno, el plantazo de Cristina, Papel Prensa y el papel de la televisión pública. Se enteraron qué algo había, sienten la fiesta como propia y por eso salieron a disfrutarlo. Quedó en evidencia que el Estado puede y tiene que ser la herramienta principal de transimisión de la cultura de su pueblo.
Ahora nos vamos de nuevo para el centro a seguir disfrutando del festejo más popular e igualitario que presenciamos en nuestras vidas.
Pinchamos la misma papa
En el acto del Bicentenario el coro de la escuela Juan Bautista Alberdi cantó esta canción de Hugo Midón. Las pibas y los pibes con el guardapolvo blanco, mi hijo parado entre ellos, cantando como verdaderos artistas, me conmovieron una vez más. Es muy fuerte todo eso que se produce en ese lugar, en esos actos, cargado ahora por los 200 años. Una vez más, el orgullo de la escuela pública, eligiendo canciones que marcan el presente y apuntan para el futuro. Defender la escuela pública es el único camino posible para alcanzar una país definitivamente integrador e igualador.
Miramos la misma luna,
buscamos el mismo amor,
tenemos la misma risa,
sufrimos la misma tos.
Nos dan las mismas vacunas
por el mismo sarampión,
hablamos el mismo idioma
con la mismísima voz..
Estribillo
Yo no soy mejor que nadie
Y nadie es mejor que yo
por eso tengo los mismos derechos,
Que tenés vos.
Cantamos el mismo himno,
con el mismo corazón.
Tenemos las mismas leyes,
la misma Constitución.
Pisamos la misma tierra,
tenemos el mismo sol.
Pinchamos la misma papa,
con el mismo tenedor.
Los antiguos pobladores
esperaron doscientos años para llenarla de polvo por primera vez.
llegaron de a miles, desde diez provincias, danzando el aire.
cubiertos de huesos y lana patagónica, viboreando sikuris, charangos y bombos de piel animal
pisaron nuestro suelo hostil asfaltado
y nos dijeron tiempo es dinero en este suelo sos extranjero.
identidades misteriosas y ancestrales
con cuero en los pies y hueso y semillas al cuello,
de la bandera Wiphala, emblema multicolor de raiz y la dignidad,
pasaron a nuestro lado, zanjando en silencio nuestra ignorancia.
el inmenso malón mestizo se abrió paso por la 9 de julio
silbando las palabras tierra y agua,
resistiendo quinientos años de genocidios, exclusión y desamparos,
tomaron la diagonal y de ahí a la plaza de las madres,
donde los esperaban, en absoluto silencio, respetuosas con la historia
y los más antiguos y leales feligreses de la madre tierra
Agenda de los Festejos por el Bicentenario
Somos cientos de miles los que creemos que hay unos cuantos motivos de peso para festejar los 200 años de nuestra patria. A muchos de esos cientos de miles el Bicentenarios nos agarra comprometidos hasta la médula con el proyecto de país que viene construyendo el oficialismo.
Con algunos compañeros decimos que van a pasar muchos años para que las generaciones que vienen detrás nuestro se encuentren con un escenario político, a nivel nacional y regional, tan esperanzador como el que nos toca vivir hoy a nosotros.
Ya no hablamos de sueños, sino de hechos y conquistas.
El paseo del Bicentenario es para Todos, como el Trabajo, la Salud, la Educación, las Jubilaciones y el Fútbol.
Acá está el cronograma de los imponentes y federales desfiles que se harán sobre la 9 de Julio, incluido el acto central del 25 de Mayo.
Y también -miren lo gigantesca que es la oferta-, la agenda de los 4 escenarios que funcionaran durante el fin de semana, lunes y martes, a pleno.
Apuntes de la presentación de Fogonazos
“Para escribir hay que tener algo para decir”, me dijeron alguna vez. Y yo agrego: “también el deseo que te ponga en movimiento”. Ni una ni otra, se sabe, se compran en el chino. Vienen con nosotros de fábrica o van fermentando en el pecho a partir de nuestras experiencias de vida. En el caso de que no se presenten con la claridad de un día de sol hay que cavar un pozo e ir a buscarlas. En mi caso, mientras tanteaba con las manos las paredes de esa oscura caverna, me dediqué a empuñar y amaestrar el oficio de la escritura y sus convenciones. Así, después de cinco años, llegué a mi primer libro de ficción, Fogonazos.
Hace dos años vengo puliendo unos ocho relatos. Los chicos de Pánico el pánico, la editorial, a fines del 2009, eligieron cuatro. Los corregimos juntos. Faltando poco para entrar a la imprenta, en marzo del 2010, se sacrificó uno por problemas de espacio y presupuesto.
Mis cuentos tienen una fuerte carga emotiva ligada a lo social y los personajes que le dan vitalidad a las historias en general sufren una brutal estigmatización de gran parte de la sociedad por su condición de clase. El Mariano que escribe ficción se funde y complementa con el Mariano que se compromete con el proceso político que viene transitando la Argentina desde el año 2003. Son indisolubles.
***
Hundido sobre el viejo sillón de cuero negro individualicé los ojos de mi hijo en la penumbra del salón. Me sonrió, tímido y ¿orgulloso? Levanté la mano y lo saludé tamborileando los dedos. Una nueva sonrisa le ganó la cara y sus dos hileras de dientitos blancos resplandecieron como un haz de luz por debajo de una puerta.
Con esa única imagen y sensación en el estómago podría haberme ido a casa.
Arrancó Diego Vecino, joven escritor, sociólogo, metalero, hincha de Almagro y compañero, entre otras pinceladas. Tomo clases de literatura con él desde comienzos del 2009. Me gusta el criterio que tiene para interpretar o analizar un texto o autor, una canción, un gol, las curvas o psicología de una mujer, o la coyuntura política nacional. Generamos vínculo, red, y quise que me acompañe.
Acalorado, se presentó, y agradeció la invitación. “Es un honor”, dijo. Con el pelo revuelto, lentes y una remera roja chavista, desmenuzó, a lo largo de quince minutos, con oficio, sensibilidad y muy buena leche, la lente con la que observo y subjetivizo la realidad a través de Fogonazos. Yo no sabía dónde meterme. Buscaba refugio en las miradas alegres de mis viejos, hermanos, amigos y compañeros que habían copado el Club Matienzo. Groso, mono. Acá está su intervención completa.
Después tomó la palabra Leopoldo Brizuela. Escritor, traductor, docente, y compañero. Lo conocí en Casa de Letras, donde estudié narrativa. Durante sus clases quedaba impresionado por la pasión con la que este pequeño gran hombre se involucraba con la literatura.
Hacía algunos días atrás él había presentado su última novela, “Lisboa. Un melodrama”, en la feria del libro, y yo estuve ahí. Al rato, paseando por los marketineros puestos de las editoriales, seguía conmocionado por la profundidad con la que el tipo había disertado sobre su propia producción y la escritura en general.
Ahora, a mi derecha, volvía a hacerlo, pero en relación a mi primer libro. Por ejemplo: “la condición sine qua non para el éxito de cualquier autor es la convicción de que lo que dice debe ser dicho. Y en Fogonazos esa convicción está presente”. Otra: “la acción y el silencio son las herramientas narrativas en Fogonazos. Ese silencio, todo lo que elige no decirse, está connotado en la acción y pesa como una promesa de suspenso constante”. También: “los relatos de Fogonazos son trozos de realidad, de un continuo en donde no hay final verdadero; una historia dentro de una historia incesante”. Y: “Mariano utiliza un lenguaje en que cada palabra corresponde magníficamente a una cosa y un acto, con una precisión que creíamos perdida”. También habló de una atmósfera, a lo largo del libro, en relación a la dictadura –cuestión que detonaría en mi cabeza al otro día-. Tampoco sabía dónde meterme. Basta, Leo.
Cuando me tocó tomar la palabra, fui muy concreto. Conté que en el taller de Sandra Russo, una noche, en su casa, ella había dicho que nosotros, como autores, una vez que nos desprendemos de un texto propio para compartirlo con el lector, no podemos hacernos cargo de las ideas y sensaciones que ese texto pueda llegar a detonar en el otro. “Por eso”, le dije a todos, “todo esto que acaban de escuchar, corre por cuenta de ellos”, y señalé a Diego y a Leo, que estaban sentados uno de cada lado, sentados ambos sobre el apoya brazos del sillón. Risas. Aplausos. Fotos. Descompresión.
Juan Terranova, el otro narrador que Pánico el pánico presentaba esa noche (un diario de viaje: “Diario de Alcalá”), se acercó al sillón, se sentó, y con mucha humildad, y buen humor, la hizo corta: agradecimientos, y a otra cosa.
Para cerrar la presentación, subió al escenario el dúo Barroco: mi primo en el bajo y Facundo en la guitarra. Interpretaron, durante más de media hora, piezas de Bach. Un lujo. Mientras tanto, bajo la pálida luz colorada que salpicaba una lamparita, firmé ejemplares de mi libro. Una situación muy particular y absolutamente novedosa. A cada persona, una dedicatoria. Personal, auténtica. Por momentos excesivamente buscada. Después de cada entrega del ejemplar firmado, beso, abrazo y una enorme carga de cariño.
Para el cierre, cuando bajó la ansiedad y ya casi no quedaba familia, ni amigos ni conocidos, junto a mi primo y un par de amigos, acodados en una pequeña barra de madera, tomando un poco de vino, pude bajar un cambio. La tormenta emotiva de hacía un rato le dejaba lugar a la reflexión.
Publicar un libro es haber llegado a ese punto que nos trazamos en el horizonte alguna vez, y que ahora tocamos con la punta de los dedos, como el animal que vuelve a su cueva por instinto después de haberse perdido en la montaña. Creo que no hay retorno y que Fogonazos es un punto de partida.
Gracias a todas y a todos por acompañarme.
Día de Fogonazos
Me desperté y en mi celular había un mail. Era Claudia. Escribía, a las 7 de la mañana, que a P la habían metido tres balazos y una cuchillada. P volvía a su casa, en Ciudad Evita, a la noche y la atacaron. Dicen, dice Claudia en su mail, que es por una pelea entre bandas del barrio. Se la agarraron con P porque había que dársela a alguien, había que mostrar. P es madre soltera, muy querida en el barrio. Trabaja con Claudia y se fue sonriente el martes a la noche del laburo.
Cristina habla en la Villa 31, recuerda y reivindica al Padre Mugica. “No alcanza con leer el evangelio, hay que generar una acción política, militante”. Le saco fotos con el celular y salen horribles. Su mirada se pierde en unas nenas que le gritan: “Cristina, Cristina”. Termina de hablar, de conquistarnos una vez más, y alza un bebe que alguien le pone en sus brazos. Cantamos todos la canción del Padre Mugica, que murió acribillado por balazos de la Triple A hace 36 años.
Viene a la oficina FV, estuvo preso en Devoto 5 meses por un asesinato que no cometió. El famoso crimen de Parque Chacabuco a fines de noviembre del año pasado, cuando mataron de un balazo a Sandra Brickman después de robarle un celular y algo de plata. FV fue a la cárcel por la presión de los medios y los miedos del Juez. Lo metieron porque era el primero que pasó por ahí. Lo largaron hace pocos días y está desolado, sin trabajo, sin un mango. La causa muestra desde un principio que FV nada tenía que ver con el caso. Los asesinos de Brickman siguen caminando el barrio sin problemas. Los medios del miedo ya no se ocupan del tema, estuvo una semana en las primeras páginas, y consiguieron un detenido, suficiente. Hay que seguir por otro lado. (Cualquiera puede ser víctima de la inseguridad judicial)
Zanetti se quedó afuera.
Stornelli también.
Me llama Claudia. Me da el nombre del Fiscal de la causa del caso P, me pide que averigüe. Averiguo. Es tibio, pero no cómplice. Hay que meterle presión. La llamo a Claudia para decirle esto pero Claudia está llorando, P está muy grave.
Llego a la presentación del libro de Mariano, Fogonazos. Brizuela y Vecino elogian el libro con discursos profundos, analíticos y conmovedores. Fogonazos es uno de los mejores primeros libros que leyeron en su vida, dicen los dos.
Fogonazos habla de la vida de unos para ser leída con la mirada de otros. La literatura como herramienta. El conflicto como expresión social. Y la justicia, banal.
Fogonazos
Fogonazos, de Mariano Abrevaya Dios.
Este martes a las 20 en Matienzo y Cabildo.
En la presentación hablarán Leopoldo Brizuela, Diego Vecino y el autor.
Un gran momento para la historia de los hermanos Dios.
El sábado 8 de mayo MPMP en el ECUNHI
Este sábado vamos a estar con poetas, narradores y músicos haciendo el capítulo 7 de Más Poesía y Menos Policía en el mismo lugar donde Cristina homenajeó a Hebe, un día despúes del juicio público a los periodistas complices de la dictadura.
En la columna de la izquierda y acá pueden ver el afiche del evento, artistas invitados y dirección.
Estamos contentos.
Esclavos
Ayer a la noche se presentó este libro en el Centro Cultural de la Cooperación. No era en la feria del libro y la sala rebalsó. El panel era muy rico y Alicia Pierini dijo algo muy interesante: lo que está escrito en ese libro, la experiencia de laburo en conjunto que se hizo para desnudar la cadena de producción de la indumentaria en Argentina que se sostiene con mano de obra esclava, se pudo hacer porque en cada una de las organizaciones públicas o sociales que impulsaron esto había militantes. Fue una coyuntura, un momento, de esos que quedan en el recuerdo, donde la política y la gestión van de la mano.
En el año 2005 se empezó a dar el fenómeno. La Alemeda, con Gustavo Vera a la cabeza, empezó a ser escuchado por la Defensoría del Pueblo de la Ciudad al mismo tiempo que en el Gobierno de la Ciudad asumía una conducción en el Ministerio de Producción con decisión de gestionar protegiendo a los trabajadores. Con el incendio de Luis Viale se iluminó el problema de los talleres clandestinos: en la ciudad de Buenos Aires había esclavos (y los sigue habiendo).
Se comprendió que esto era un problema de derechos humanos.
La Alameda, La Defensoría del Pueblo de la Ciudad y el mismo Gobierno de la Ciudad hicieron denuncias penales en conjunto o por separado. Se elaboró una doctrina jurídica para que los jueces asimilen este problema de esclavitud moderna.
Se denunciaron marcas reconocidas y de gran producción como Cheeky, Kosiuko, Puma, etc.
Y Ariel Lutier, además, se encargó de estudiar y analizar el sistema de producción en el cual se sostenía este tipo de trabajo esclavo. El sistema de producción de la industria de la indumentaria es causa y efecto de la esclavitud.
Todo eso esta en el libro. Escrito de forma muy transparente, deja plasmada claramente esa experiencia y, además, la aborda desde la teoría económica y explicando con una sencillez que entusiasma. Este libro tiene que ser material de formación para las organizaciones sociales y sindicales.
Y como dijo su autor, si el libro solamente produce en el lector indignación, el objetivo está cumplido.
En Argentina hay esclavos que son la mayoría hermanos de países limitrofes. Durante el gobierno de Néstor Kirchner se dictó una estupenda ley de migraciones que es ejemplo a nivel mundial (es la otra cara de lo que hace unos días se votó en Arizona, EEUU). Y en estos últimos días Cristina acaba de firmar su reglamentación en otro ejemplo de gestión efectiva de promoción de derechos humanos.
Sin embargo, es necesario, tal cual lo refleja el libro Esclavos, que se meta mano en la matriz económica del problema, con controles, con sanciones, con promoción de organización, etc.
Del Gobierno de la Ciudad no vamos a esperar nada. Desde la asunción de Macri, todas las políticas sobre talleres clandestinos fueron desinfladas y se puso en evidencia su complicidad con las grandes marcas.
Miradas al Sur: Sin Paz
Publicado por los Hermanos Dios en la sección Delitos y Pesquisas del diario Miradas al Sur, el último domingo 02 de mayo de 2010.
El de Paz es uno de los veinte casos considerados de gravedad que la Defensoría del Pueblo de la Ciudad publicó en un Informe sobre hechos de violencia policial producidos por la Policía Federal entre 2008 y 2009. El informe advierte sobre el uso excesivo, desproporcionado e irracional de la fuerza en perjuicio, generalmente, de los sectores sociales más vulnerables. Y afirma que la necesidad de velar por los derechos humanos es ineludible en nuestra democracia y que es con los procedimientos y principios vigentes la única forma de resolver los problemas de seguridad. “De lo contrario, lo que se genera son más delitos y no una prevención y castigo de los mismos. En los casos en que se activa el accionar policial es imprescindible que se respeten los derechos que la Constitución les otorga a todos los habitantes: derecho a la vida, a la integridad física y el derecho de defensa”.