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Luchar por nuestra Patria

“Volvimos a la Plaza, a luchar por esta Patria” dice una de las estrofas de las tantas canciones que entonamos con la militancia. Qué certera la frase. Qué síntesis. Porque a lo largo de la los últimos años hemos logrado macerar esa idea, ese valor, en nuestros músculos, en nuestro corazón, en nuestra sangre. Ahí quizá esté el mayor logro de Néstor y Cristina. Somos decenas de miles los que ahora nos emocionamos hasta el llanto cuando entonamos el himno nacional. Y no es un nacionalismo berreta, para la tribuna. Es La Patria es el otro. Lo que está en juego es nuestro país que, salvo con Juan Perón, y alguno más en otro momento anterior de nuestra corta historia, siempre estuvo gobernado por cadetes del poder económico. Luchamos por la Patria en el más político sentido de la palabra. Defendemos que nuestro país no solo se haya levantado, y haya vuelto a caminar, y a producir, y a crecer, y a generar oportunidades para millones de personas, sino también que hoy sea faro para muchas otras naciones del mundo, por ejemplo, por haberse desendeudado; por haber incluido en el mercado laboral a seis millones de personas y romper récords de producción; por haber nacionalizado el sistema provisional para atender a enormes sectores de la población; por haber bajado de modo notable los temibles índices de desempleo y pobreza; por haber logrado la inclusión digital de todos los pibes; por haber construido más de mil escuelas; por haber repatriado mil científicos que habíamos echado como si fuesen ratas; por haber construido un satélite que ahora orbita en el espacio; por estar juzgando el genocidio argentino con tribunales y jueces ordinarios; por tener más de quinientos genocidas presos en cárceles comunes y más de mil procesados; por la integración regional con que estamos construyendo una gran Nación; por tener una gran parte de la juventud politizada, movilizada, apasionada por nuestra soberanía y justicia social para todos. 

Los 24 siempre son conmovedores. En especial para familias como las nuestras, que fueron diezmadas, como dijo Néstor. Las consignas fueron cambiando a lo largo de los años. Arrancamos allá por los noventa exigíamos a grito pelado el Juicio y Castigo, pero el futuro llegó de la mano de la política y cómo no vamos a ir por más, por lo que falta, por los que necesitan del brazo benefactor del Estado que nuestros propios padres revolucionarios quisieron conquistar. Hoy la mejor manera de defender nuestro futuro es a través de consignas como “Democracia o corporaciones”. Sin dudas. 

Con la revista Kranear, por estas horas, tenemos la oportunidad, por primera vez, de exhibir nuestros contenidos en una feria de editoriales. En un puesto. Y en el marco del mejor lugar de todos los lugares de la tierra en el que nos gustaría estar. Por coincidencia ideológica, y artística. El Encuentro de la Palabra, en Tecnópolis. Durante el fin de semana largo estuvimos allí durante varias horas, y volvimos a maravillarnos con la interminable serie de propuestas que la Unidad Bicentenario ofrece para toda la familia en el masivo y generoso encuentro que tiene como eje a la palabra. 


Ya lo habíamos vislumbrado hacía tiempo, en alguna de las tantas veces que fuimos al predio, pero ahora, con el 24 de marzo todavía vivo, un rato después de llegar a casa desde la Plaza de Mayo con las patas inflamadas, lo volvemos a subrayar: en Tecnópolis, creemos, se condensa una de las síntesis más evidentes de la reconstrucción nacional que impulsó el Kirchnerismo. Es el relato hecho carne. Es la cultura popular desplegada en todos sus soportes y formatos para un Pueblo que ya tiene clara consciencia de los logros que supimos construir de la mano de dos gigantes, dos grandes luchadores argentinos y latinoamericanos: Néstor y Cristina.

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pensar la luna en vos


qué belleza la luna de esta noche
¿la contemplaste desde el sur?


pensar la luna en vos 

me recordó el muelle privatizado
en el codo de la villa veraniega
sus pilotes de concreto bailoteaban
por la bravura de un océano
por muchos incomprendido;

pensar la luna en vos 

me pellizcó la calidez de la casita de madera
el nado en el río
de las frondosas islas del paraná
las que narró Conti
las que cobijaron a walsh

y a nosotros;

también recuperé la bruma
la llovizna, la resolana

la cortina de palmas enrojecidas
las pelos erizados en las pieles
las lágrimas
del último domingo,
nuestros silencios

nuestros dedos entrelazados
nuestras confidencias,
ahí estuvimos, como otras tantas veces que vendrán

entreverados junto al pueblo de los justos
los que militan
los que sonríen
los que bailan murga

los que trabajan
los que rosquean
los que van a la cancha
los que se forman
los que crecen
los que creen
los que sufren
los de la patria es el otro;


contemplé la luna y pensé en vos 

acá, en la parte norte de la ciudad. 

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Manu y Santino Dios

Manu y Santino Dios