No suelo celebrar los días de nada, salvo el de la Madre, y el Padre (universo del que formo parte hace 9 años). También celebré la Década Ganada y otras fechas vinvuladas a la emocionante recuperación que se viene produciendo en nuestro país. Pero repito, soy muy esceptico con respecto a las fechas comerciales.
Pero hoy es el Día del Periodista. Y quiero contar que sí, que lo celebro, por que hace un puñado de años tuve la oportunidad de empezar a jugar en ese terreno. Ya había incursionado, hacía no tanto tiempo antes, en el mágico mundo de la literatura. Pero el periodismo es otra cosa. Requiere otro tipo de responsabilidades. En primer lugar, con la verdad. Con la veracidad de los hechos. Lo mismo, con la fuente que bnos aporta la información. Y también, con uno mismo. Con nuestra subjetividad. Nuestra ideología. Tuve a mis maestros, por supuesto, como todo el mundo. Los tengo todavía, porque admiro cómo escriben, la marca poética que le ponen a su narración. Dónde ponen la lupa.
Celebro el Día del Periodista porque a través de la experiencia que tuve y sigo teniendo de estar ligado a la palabra, con y sin un salario de por medio, me di cuenta que ésa sería la profesión que estudiaría si tuviese otra vez veinte años. Es fascinante contar historias. Relatar desde nuestra subjetividad política, en mi caso. Cuánta más bella sea la prosa, mejor. Pero con transmitir los hechos con la mayor rigurosidad posible, y cada tanto pellizcarle al lector alguna fibra de su cuerpo, creo que alcanza.
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Atado a la palabra por vocación (Día del Periodista)
Subido por
Mariano Abrevaya Dios
on viernes, 7 de junio de 2013
Etiquetas:
Relatos
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