Hace unos diez años no le hubieses prestado ninguna atención. Era un local más. Del montón. Sobre la avenida Corrientes (entre Reconquista y San Martín), es cierto, pero nada pomposo. Se trataba de un mostrador en el que podías armarte un sándwich a gusto, que aparte tenía una heladera de la que podías servirte una gaseosa, más un kiosco, y un encargado calvo y de sonrisa fácil que te cobraba, sentado, en una banqueta de madera de pino. Pasó la crisis y también los años de recuperación y crecimiento. Hoy sí le prestás atención al local si caminás por la vereda. Es casi imposible no observar el brillo de los mosaicos del piso, los monitores, el universo de colores que puebla las heladeras, la larga fila de los clientes a la hora del almuerzo. El salón es tres más grande que en el 2002. Ya no hay una sino cinco heladeras llenas de gaseosas y jugos, ensaladas de frutas, gelatinas, postres SER, y otros productos; el kiosco ocupa un cuarto del local, y te venden hasta pipas y habanos; el mostrador de los fiambres se convirtió en una enorme sandwichería en el que te atienden cinco empleados que están disfrazados con delantal y gorro como si fuesen chefs de la alta cocina, y en la que podés comprar tartas, empanadas y ensaladas. El encargado sigue siendo el mismo. Sin pelo pero encima de la misma banqueta. Les cobra a los hombres y mujeres que trabajan en los bancos, compañías financieras, empresas de todos los rubros, comercios y edificios públicos, que pagan hasta cincuenta pesos por un árabe de crudo, queso, tomate y albahaca. El hombre sonríe con ganas, de manera generosa. No se guarda nada en cada uno de ésas muecas interesadas. Sabe que el cliente siempre tiene la razón. Por eso, quizá, tomó una decisión que está en sintonía con los turbulentos tiempos políticos que corren. De frente a la entrada del local, sobre las heladeras de los lácteos, instaló dos plasmas de alta definición de por lo menos cuarenta pulgadas cada uno. En el de la izquierda está sintonizada la señal Todo Noticias. En la otra, C5N. Para que nadie se queje.
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Para que nadie se queje
Subido por
Mariano Abrevaya Dios
on lunes, 9 de septiembre de 2013
Etiquetas:
Relatos
1 comentario:
Sobran los comentarios.Reconocerá el pelado que su crecimiento no se debe solo a su esfuerzo personal?
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