Vinieron los amigos, la familia y varios compañeros. A la mayoría los conocíamos, pero a otros no. Quizá algunos de ellos son lectores de la revista. Militantes o simpatizantes del Proyecto que disfrutan de nuestros contenidos gráficos. Y está bárbaro, porque en definitiva ese es el desafío que se propone cualquier editor: ganar lectores. O mejor aún: inventarlos.
A todos ellos los admiramos por sus historias personales, por su lucha, y por sus responsabilidades políticas. A algunos los conocemos a varios años, en el ámbito de la militancia. Antes, en la resistencia. Hace no tanto, en los albores del armado de la juventud kirchnerista. Ahora, en el ejercicio del poder desde el Gobierno nacional.
Por todo eso los fuimos a ver hace un tiempo atrás a sus oficinas, despachos, unidades básicas y fábricas. Pero en especial por sus enormes y actuales responsabilidades en la gestión de un Estado nacional, al que unos y otros, en algún pasaje de las entrevistas, definieron como emancipador, liberador de los pueblos, garante y protector de derechos. Un Estado Presente que, como dijo Néstor Kirchner, debe estar allí donde el mercado no llega (porque no rinde).
Gracias Norberto Berner, Emiliano Gareca, Vanesa Siley, Osvaldo Balossi y Hugo Cabrera. Gracias por la confianza, por contarnos sus historias, por compartir análisis políticos. Con ese material diseñamos un nuevo número que ahora está en manos de aquellos que se fascinan con las mismas obsesiones que nosotros: la grandeza de la Nación y la Felicidad del Pueblo.
Nos dimos un gran gusto. Uno más, en esta historia de publicar una revista compañera que en octubre va a cumplir cinco años, y que se caracteriza por ser sostenida con esfuerzo y la profunda vocación de contar, de visibilizar, aunque sea en parte, la revolución kirchnerista que nos cambió la vida a nosotros y a millones de compatriotas.
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