qué dirán los abuelos
que viven hace décadas en el barrio
ahora que la inversión en ladrillo
pica en punta
entre los codiciosos;
qué dirán
es una bestia insaciable
que vomita toneladas
de hormigón, acero y vidrio
que llenó el paisaje de máquinas perforadoras
que metió polvo hasta debajo de la cocina
que trajo cientos de obreros con mameluco
que chupan mate cuando todavía no aclaró;
qué dirán
ahora que el sol ya no se desparrama
sobre toda la cuadra de enfrente
por culpa de los departamentos con pileta
que construyeron al lado;
qué dirán
ahora que la manzana se llenó de desconocidos
que hay autos hasta en las ochavas
que los cortes de luz
te sorprenden en cualquier momento;
qué dirán
que en la esquina en la que vivió y murió Beatríz
¡inauguraron un restaurant!
qué dirán
ahora que los bordes de los paraísos
ya no se recortan contra el horizonte
que al canto caótico de los loros
se lo devora el ronquido del motor
de un ¡maldito colectivo!
qué dirán
que los impuestos por alumbrado y barrido
ya no se pueden pagar
y el jefe de gobierno
es amigo de los codiciosos;
qué dirán
que hasta construyeron un departamento de oficinas
a quién se le ocurre
acá en el barrio
en el que los vecinos
paseaban el perro sin correa
plantaban malvones
y ahora ni te saludan;
qué dirán
que el metro cuadrado en la cuadra
vale una fortuna
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Subido por
Mariano Abrevaya Dios
on viernes, 6 de julio de 2018
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