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Presente

El presente continuo

Hay una diferencia esencial entre el kirchnerismo y el macrismo: la forma de abordar el presente cuando gobierna.


El kirchnerismo anunciaba de forma permanente medidas que -en general- favorecían a la gente. Las concretaba, le ponía nombre, ponía funcionarios y se abría la atención al público: jubilaciones, asignaciones, empleo joven, subsidios, vacunas, vuelos, trenes, Tecnopolis, Centros Culturales y la lista sigue hasta agotar.
El macrismo en cambio está todo el tiempo diciendo lo que va a venir, lo que alguna vez nos va a tocar si nos portamos bien: habrá producción, habrá empleo, habrá pobreza cero, habrá seguridad, habrá transparencia, habrá modernización. Como dijo hoy Axel K, van corriendo la zanahoria: sacan el cepo (no alcanza), hay que arreglar con los buitres (no va a alcanzar), después tocará el FMI. Y así. Mientras tanto decenas de miles de personas son echadas de sus trabajos, los derechos se van ahogando en un mar de incertidumbres y los hechos de violencia se reproducen.
Estás muy politizado
Cosas obvias y trilladas: la política es un mundo de símbolos y los medios de comunicación tienen más poder que miles de políticos con poder.

Ahora bien: ¿Dónde está el límite social? ¿Cuándo aparece el límite social? ¿Cuándo aparece la realidad?
Estos delincuentes, empobrecedores y violentos no pueden salirse con la suya. A tres meses de gobierno es más que claro que si les va bien a ellos nos va mal a todos.

Por eso tampoco se entiende el rol de ciertos políticos que supieron acompañar otras políticas. La sensación que tengo es que, otra vez, se alejan de la sociedad, como en los 90. Pero tiene sus razones.


El triunfo del macrismo fue también el triunfo de la despolitización. Ganaron los que batallan para que nadie se involucre. Con el verso de la modernización, y una gran política de marketin, nada se discute ni se debate. La política está al servicio de la gente, dicen, mientras en la agenda política solo se habla de pagar bonos que pocos argentinos tienen y que fueron adquiridos por buitres que se aprovechan de lo peor del sistema capitalista.
Ese marco genera que ciertos políticos vuelven a sentir que lo suyo es un oficio, no una responsabilidad, un trabajo específico y no un compromiso. En una Argentina que promueve que el pueblo no se politice, la política -piensan algunos- queda para los políticos y aparece lo peor de ellos. Esos "políticos" se empiezan a entender con "los políticos" y no con el pueblo, apoyándose en falsas encuestas donde vale lo mismo la ropa de Awada que el trabajo de los argentinos. Ojala paguen socialmente el daño que están haciendo. El tiempo es sabio y la paciencia sabia.

Bancamos al bloque del FPV que tiene una posición ideológica, consecuente, una decisión política, no de "políticos", sino de militantes políticos, una decisión sostenida en un programa de ideas, valores y principios y pensando en las consecuencias para el pueblo y no en las consecuencias para sus carreras políticas.








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Manu y Santino Dios

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