Viaje relámpago a la montevideo que retrató Benedetti, entre otros.
Es ir y venir, con amigos.
Será un día y algunas horas más,
a mitad de semana,
re acomodando obligaciones y gastando dinero.
traccionados como animales por el juego más lindo que inventó el hombre,
una definición culmine,
los colores de la camiseta,
y las ganas de escribir un nuevo cuento para nuestros hijos.
echan, aún más,
raices.
La mayor parte del tiempo estaremos arriba del coche,
la ruta y un paisaje parejo, de cuadro,
vacas manchando la monotonía verde del pastizal, alambrados y dos o tres gauchos a caballo,
chupar de la bombilla, cambiar de disco, intercambiar reflexiones y algún que otro secreto.
Cuando estemos allá,
en los alrededores del centenario,
con el culo apretado,
perdidos dentro de un celeste abrumador, rabioso, dispuesto a casi todo,
poniendo en juego, incluso, elementos que exceden el clásico sudamericano que define el pasaje el mundial,
sacaremos fotos y buscaremos aliados.
tierra rioplatense ajena y hostil,
y celeste.
Justamente por -todo- eso, quizá,
tirábamos, irresponsablemente,
un deseo que decidimos hacer realidad.
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