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Carlos Alberto Zannini

Cuando terminé la carrera tenía conmigo el título de abogado con la especialidad en derecho administrativo. Mediados de 2001. Trabajaba en la Defensoría del Pueblo de la Ciudad y estaba “enamorado” del expediente administrativo. 

Con esos gustos andaba por la vida. Imaginaba trabajar alguna vez en la Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia, no con De La Rua, ni tampoco después con Duhalde, pero sí alguna vez. Ahí -entendía yo- el derecho administrativo se ponía al servicio de políticas de Estado, para que sean válidas, conforme a derecho y con las formalidades necesarias. En 2003, con 26 años, voté a Néstor Kirchner. Sin conocerlo mucho percibí que tenía pasión y compromiso con temas en los que me identificaba. Convencí a amigxs y familiares para que lo voten. No me equivoqué.

En algún momento de su gestión, no puedo recordar con precisión, me interesé por saber quién era el Secretario de Legal y Técnica: CARLOS ALBERTO ZANNINI. Desde entonces y por un par de años mi sueño era trabajar con Zannini. Todos los días había novedades políticas que favorecían al pueblo argentino: más derechos, mejores condiciones económicas, políticas concretas de derechos humanos, beneficios para los trabajadores, recuperación del rol estatal en la economía, empresas públicas, etc. Yo quería ser parte de la redacción de esos decretos, esa era mi deseo.

Varios años después, el 27 de abril de 2014 en un plenario de la militancia en el Mercado Central, me conmoví profundamente con el discurso de Zannini, que cerró la jornada:

“Ustedes tienen todo lo que aprendieron durante estos 11 años, la visión clara y concreta que desde la política se puede transformar, que desde la política se puede mejorar la vida de los demás, que desde la política se puede cambiar el mundo. Por eso no se conformen con nada menos. Néstor ha demostrado y lo hace Cristina que desde la política se puede transformar el mundo".

 "La dificultad mayor que enfrentamos es que todavía no se ha emancipado la política de las corporaciones. Los candidatos se ponen al servicio de Clarín, y ellos quieren que lleguen al gobierno para obtener lo que Kirchner no les dio, lo que Cristina no les dio ni les va a dar".

"¿Cuál es la tarea central del militante? ¿Es ponerse a buscar candidatos? No creo que esté ahí la tarea de los militantes. Tenemos que ser grandes interpeladores de cuanto candidato aparezca para que nos digan, no eslóganes, si no que van a hacer con YPF, con Aerolíneas Argentinas, con el Correo, con AySA, con la AUH, con el plan Progresar.

Ya no estaba enamorado del derecho administrativo pero sí absolutamente de la política. Y Zannini me parecía y me parece un “cuadrazo”, un “animal” de la política y de la gestión. Fue parte esencial de los mejores años de la democracia argentina, sin lugar a dudas. Pensó, craneó y diseñó gran parte de lo que para nosotros es El Kirchernismo.

Y por eso está preso.

Siempre digo que si el derecho fueran las resoluciones judiciales que decidieron el procesamiento y el encarcelamiento de Zannini, habría que cerrar todas las facultades de derecho del país y reemplazarlas por cursos de periodismo y literatura berreta. No hay foro, congreso, actividad del derecho que pueda debatir el derecho con ese fallo vigente.

Cualquier abogada o abogado con básicos conocimientos de derecho constitucional y derecho penal sabe que el procesamiento de Zannini es aberrante desde todo punto de vista. No hay acción delictiva, no hay relación de Zannini con el supuesto hecho delictivo. Además, respecto de su prisión preventiva, no hay una sola razón legal para que permanezca detenido, nada de nada. Solo arbitrariedad en un gobierno que se jacta de la transparencia y la legalidad.

Carlos es un jurista excepcional. Pero el derecho en definitiva no es otra cosa que las tensiones del poder. Y él lo sabe mejor que nadie.

Los tildaban de anti republicanos y los gobiernos de Néstor y Cristina fueron los que menos DNU dictaron: Zannini casi no redactaba DNU, porque es un hombre de la democracia. Zannini no proyectaba derogar las paritarias sino que las fomentaba. Zannini nunca hubiera visado un proyecto de ley como el de la baja de las jubilaciones.

Ni siquiera se gastaron en inventarle una causa por corrupción, porque saben que no pueden ni rozar a Carlos por ese lado. Fueron por algo netamente político como es un acuerdo con otro país. 

Garavano hace pocos días fomentó la impunidad de personas comprometidas en el encubrimiento del atentado de la Amia. Apenas algún ruido mediático provocó. Pero ningún juez bandolero se animó a armarle una causa judicial ni siquiera por incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Admiro a Carlos Zannini y estoy convencido que si hubiera muchas personas como él tendríamos un país más justo y un pueblo más feliz, sin tanto egoísmo y miseria humana. Carlos, además, es un ejemplo de como el conocimiento del derecho puede y debe estar orientado a remediar las desigualdades y no a justificar la tenencia de patrimonio en el exterior.

Carlos es, con todas las letras, un preso político.  Y aún más, está preso con una ideología fascista del derecho penal: está preso por lo que fue y no por lo que hizo. Está preso por ser peronista y kirchnerista, no por haber cometido un delito. Eso debería avergonzar a cualquier ciudadano. Y no tengan dudas que avergüenza a nuestra democracia.

Cuando me desperté el 7 de diciembre con la noticia de Zannini detenido fue el golpe más triste que sufrí en el macrismo. Fue un golpe certero, al corazón de la política.  Pero acá nadie se rinde y la lucha, aunque zigzagueante, es permanente.

Hoy, a 3 meses de esa horrible mañana, quería dejar este pequeño homenaje y gritar fuerte LIBERTAD A ZANNINI Y A TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS DEL MACRISMO.

1 comentario:

Unknown dijo...

Gracias por poner en tus palabras, todo lo pienso y fundamentalmente lo que siento.

Manu y Santino Dios

Manu y Santino Dios