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Enmarquemos este 24


Todos los 24 son diferentes. Especiales. Únicos. Pero el de hoy yo lo enmarcaría y lo pondría en el podio de los tres más emotivos de nuestras vidas. Y digo más: entre los tres que nos dieron mayor fortaleza. Tres datos: la libertad de los compañeros presos, la movilización que atravesó la ciudad y la gigantesca concentración de pueblo en la Plaza de las Madres, por la Memoria, la Verdad y la Justicia, pero fundamentalmente en contra del gobierno de Macri.

Que haya sido hoy la liberación de Luis D’Elia y Carlos Zannini puede que sea una casualidad de los tiempos judiciales. No importa. Los vimos temprano en la puerta del Complejo Penitenciario de Ezeiza, junto a sus familias, sus abogados y un puñado de militantes. Más flacos, golpeados por la persecución oficial, pero con la integridad y el coraje de siempre, dispuestos a seguir luchando por la patria justa, como lo hicieron siempre. Qué alegría. Qué alivio. En casa se nos cayeron un par de lágrimas, porque sabemos qué clase de gente son. Entonces fuimos al Espacio Memoria con una energía recargada. Con las fuerza de siempre, pero con una motivación que hasta ayer no existía: parte del Poder Judicial le está diciendo basta al odio macrista. Por las razones que sea. 


Nos lanzamos con la familia a esa caminata de trece kilómetros por la avenida Libertador, Bullrich, Santa Fe y la 9 de Julio, con la alegría y el color que nos caracteriza. En el trayecto unos cuantos automovilistas se fastidiaron, porque se trabaron en una calle durante media hora. Otros tantos, también, sintieron una satisfacción impagable, al ver que una columna de cincuenta mil personas marchaban por la puerta de departamento o trabajo, por una causa justa, nacional, que tiene que ver con las heridas del pasado, pero también con un presente aciago, lleno de problemas e injusticias. Imposible saber o medir qué se llevó cada uno de los que hoy nos vieron invadir la calle. Me quedo con dos fotos: el abrazo entre Zannini y la dirigencia que encabezaba la columna, sobre la avenida Libertador. La de un matrimonio de abuelos, en un balcón de la avenida Santa Fe, con lágrimas en los ojos y mejillas, un pañuelo blanco entre sus manos con el nombre de su familiar desparecido y la V en la punta de sus dedos.

La avenida de Mayo y todo el centro porteño, como todos los 24 de nuestra historia, lució el lleno y el color que caracteriza a nuestro pueblo. Las organizaciones sobre el centro de la avenida, y a los costados, sobre las veredas, ríos humanos que iban y venían hacia y desde la Plaza, que hace décadas es de las Madres, símbolo de lucha y coraje en el mundo entero, salvo para el presidente y sus funcionarios, que desde que gobiernan el país lo único que hicieron en la materia es tratar de retroceder y beneficiar a sectores minoritarios. Por eso, entre tantas razones, la bronca contra el gobierno fue el sello distintivo de la nueva marcha por el 24. Y eso produce goce, alivio. Por lo menos a mí. Es cada día más hondo y masivo el rechazo del pueblo en contra del saqueo y la farsa oficial. Nos queda a nosotros, el campo popular, ordenar algunos melones para ser una opción electoral, pero falta todavía para eso. Hoy disfrutemos de una nueva y gigantesca demostración de fuerza y conciencia de lucha que tiene nuestro pueblo.

1 comentario:

anita dijo...

Maravillosa contundente demostraciob de un pueblo ke dice basta.

Manu y Santino Dios

Manu y Santino Dios