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Declaración de los organismos de DDHH acerca de la muerte del genocida Massera

Hoy se murió uno de los símbolos de la dictadura y de la impunidad: Emilio Eduardo Massera. Vivió impune, pero condenado para siempre por el pueblo argentino y el mundo.

Esta noticia nos provocó distintos sentimientos, porque tiene el sabor amargo de la impunidad. No hubiera sido lo mismo si se hubiera muerto cumpliendo condena a prisión perpetua y en una cárcel común. Massera fue uno de los genocidas de quien siempre supimos su nombre, dónde vivía y qué había hecho. No era uno de los miles que aún no se pudieron identificar y procesar. Era una de las caras visibles del genocidio y vivió absolutamente impune, porque recién el año pasado se anuló su indulto, cuando ya estaba declarado inimputable.

Todo lo que podríamos decir ante esta muerte no cabría en un comunicado de prensa. Porque mantuvo sus pactos de silencio intactos, se llevó la verdad sobre el destino de los 30.000 detenidos-desaparecidos, porque sabía y callaba dónde están los 400 hijos de desaparecidos que nacieron en cautiverio y continúan sin conocer su identidad.

Los crímenes que cometió Massera junto a todos los demás genocidas dañaron a la sociedad en su conjunto. Los juicios nos permiten encontrar instancias reparadoras de esos crímenes y hacen que la historia se escriba con la pluma de la verdad, la memoria y la justicia.

A partir de hoy tenemos el deber histórico de recordar para el futuro quién fue Massera y por qué lo condenamos. Se ganó un lugar en la historia: el de asesino del pueblo. Los diarios hablarán de él como lo que fue: un genocida. Nadie le rendirá ningún homenaje.

Massera fue una de las cabezas del plan sistemático de exterminio que se desplegó desde el Estado para implantar un modelo económico, social, cultural y político de horror y exclusión, mediante el aniquilamiento de la población, con cientos de centros clandestinos en el país.

Hoy se murió con todas sus garantías constitucionales vigentes, sin que nadie pretendiera hacer jamás justicia por mano propia, con un juicio en curso en Italia (en ausencia), cuya justicia lo consideraba imputable. Murió con la condena del pueblo, con la sentencia a genocida que toda la población puso sobre su nombre.

Esta muerte nos convoca a seguir exigiendo la aceleración de los juicios a los genocidas. Porque la lentitud de la justicia impidió que Massera cumpliera su condena. Y, si bien hemos logrado enormes avances en los juicios, esa lentitud sigue vigente. Massera no es el primer ni el último genocida que muere por su estado de salud.

Vamos a seguir luchando por Juicio y Castigo YA para todos los genocidas y sus cómplices. Porque este pueblo ya le dijo nunca más al genocidio y se abrazó a la democracia. Seguiremos profundizando la lucha para llevar las banderas de los 30.000 hasta la victoria.

30.000 compañeras y compañeros detenidos-desaparecidos, ¡presentes!


Abuelas de Plaza de Mayo
Madres de Plaza de Mayo- Línea Fundadora
Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas
H.I.J.O.S.- Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio, Regional Capital

1 comentario:

DP dijo...

Acá (http://eldiablosellama.wordpress.com/2010/11/09/menos-que-cero/) mi opinión sobre el genocida.

saludos
DP

Manu y Santino Dios

Manu y Santino Dios