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Fútbol, fútbol, fútbol



La canción de Mano Negra, la voz de Manu Chao y la voz de Manu Dios, mi hijo. Todos cantan fútbol, fútbol, fútbol. Chao grita Santa Maradona, Manu Dios adora a Maradona y nunca lo vio jugar en directo, Maradona es Dios. El fútbol está en todas las mesas de los argentinos, en la villa, en el country, en Salta la linda y en Choel Choel. ¿Qué se habla hoy en esas mesas? ¿Qué dice un nene de 10 años sobre TyC? ¿Qué pensará o, más trascendente, qué dirá el Diego al respecto? Dejemos de lado a Clarín, por ahora. El capitalismo como sistema, la pobreza como consecuencia y el futbol como… ¿Cómo qué?.
El capitalismo -y la derecha como el instrumento que mejor lo expone- opera más sobre las reacciones que sobre las acciones. Primero está la libertad y después la igualdad. El derecho debe reaccionar si se afecta la libertad, sino que no haga nada. La libertad es un derecho de reacción: no me podés tocar a menos que viole la ley. La igualdad tiene de las dos: reacción (ante un hecho discriminatorio) y acción, pero requiere mucho más de esto último. La igualdad se consigue eliminando las condiciones que la impiden, con mucha acción.
A TyC le tocaron el culo. Así reaccionó, como una mina que está en el VIP y se siente segura que ahí nadie la va a tocar. TyC, obviamente, reacciona. Y genera relato. Ese relato propio del reaccionario, del conservador, del argentino ¡carajo!. No me toquen que así estamos bien, con fútbol de primera, con partidos todo el tiempo a cualquier hora. Nunca vimos los partidos gratis en canal abierto, ¿por qué lo vamos a hace ahora? Si estamos bien así. Además, la guita se la roba el gobierno. ¿Y Grondona? ¿Y los clubes? Son todos chorros, quieren más plata para robarla. Miro el partido en el bar con los muchachos.
Esto se dice en varias mesas. Y lo esboza mi hijo, que justo este año se compró el codificador. Más allá de la patria potestad, esto me lleva a otras reflexiones. Así como los chicos quieren ir a Mc Donalds a pesar de que en cualquier casa la hamburguesa se puede hacer más rica y más grande y con más amigos, lo que compran del fútbol es el producto, además del juego. Allí opera el capitalismo más salvaje. De esto debe haber mucho escrito pero si se hace una encuesta a los menores de 12 años en todo el mundo sobre sus deseos y sueños, los resultados los ofrece casi todos el mercado. El capitalismo.
Hay que generar un nuevo producto con el fútbol. Porque los argentinos nos acostumbramos, aunque cueste admitirlo, al producto que se creó sobre el futbol a pesar de que lo más hermoso sea el verdadero juego. Pero hay que editarlo, programarlo, filmarlo bien. Es muy importante cómo esto empiece. Que nazca bien. Mi hijo dice que el fútbol en canal 7 es aburrido y el partido es el mismo que en otro canal. Mi hijo lo hace para provocarme pero tiene un relato, se lo facilitaron.
Pero lo más grave es que la respuesta no proviene sólo de los niños. Se agudiza en los grandes. Yo les digo, casi gritando: ¡ahora van a poder ver el fútbol en directo en todo el país, en los rincones más alejados, en las villas; preguntales a ellos si no quieren eso! A mi hijo le digo lo mismo.
Si así se hace, lo demás argumentos se van a caer solos. Si el Estado pone 600 millones debería ganar el doble con la comercialización del producto. Con una buena gestión, claro. Ahora parece que TyC hacía beneficencia trasmitiendo el fútbol con publicidad cada dos minutos en la pantalla, que entraba por arriba, por abajo, por el locutor, en el estadio, en el banco de suplentes. Y la plata se las daba a los pobres para que no haya desnutrición.
Si atendemos los argumentos del relato dominante, el gobierno argentino debería cerrar ya el Instituto de Cine, la Secretaría de Cultura y todo aquello que no sirva directamente para combatir la pobreza. Para hablar de pobreza en serio entren acá. Esta es la discusión.
Por eso a la reacción hay que dominarla con acción. Para lograr la igualdad en los hechos y no en palabras.
Y esperemos a ver qué dice el Diego.
Y hay algo que me gustaría mucho más. Escuchar a todos los periodistas de TyC, copados muchos de ellos, a ver qué dicen, Souto, entre ellos, creador de “El Aguante”. Porque TyC adentro tiene de todo. Del dinosaurio Macaya Marquez al moderno Juan Pablo Varsky, de la corbata y la cara ajustada de varios tycs a la solidez y soltura de Alejandro Fabbri. Hay que ver cómo se reacomodan todas esta fichas.
Lo que me preocupa de este cambio de manos: Que vuelva Marcelo Araujo. Su expulsión había sido una conquista popular.

Riki

1 comentario:

Samanta dijo...

Muy buena nota. Solo lamento que estes pensando en Rancing como inspiracion.

Manu y Santino Dios

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