Buscar dentro de HermanosDios

La nieve no tapa la impunidad



Agustín, un amigo compañero, está acompañando y militando la causa Bariloche desde el primer día. Viajó dos veces. Nosotros tuvimos el privilegio de escribir sobre el tema en Miradas dos notas. Y seguimos y vamos a seguir el tema. A dos meses del asesinato de Diego, Sergio y Nino, con orgullo presentamos este texto de Agustín Cetrangolo, escrito apenas bajado del micro, hoy a la tarde, todavía con la nariz fría de la nieve barilochense.

17 de Agosto. Un día Sanmartiniano se podría decir. De cruce de los andes. Con la nieve como telón de fondo y el frío por doquier. Salvo en aquellos que vienen marchando, pues en sus corazones ya no queda lugar ni para el frío.
Hay dolor. Por Diego, por Sergio, por Nino y por todos a los que el terror ya no va a salírseles del cuerpo. Los torturados, los amenazados, los que olieron lacrimógeno temiendo por sus vidas. Los que temen hoy, por denunciar, por callar.

Pero existe algo en ellos que los lleva a caminar bajo la lluvia primero, bajo la nieve al final. Ante el frío que rodea, las miradas atónitas del buen vecino, del turista, el mal humor del circulante.



La familia, los amigos, las organizaciones se abren paso ante la mirada perdida o desafiante del resto. Los pibes. Muchos pibes. No acompañan, son actores principales.

Dos meses pasaron de esas dos jornadas de locura y el número tiende a disminuir con el tiempo. Ya no sale en las primeras planas de los diarios. Ya no convoca como antes.

Son tan solo cien personas pero llevan en su frente la altura de miles de otros. De los que no están, de los que luchan, de las locas que siguen dando vuelta a la plaza y de los que día a día salen a jugársela por otro destino mejor. Hay algo que los mueve sí, bajo la lluvia y por sobre la insensibilidad del entorno. Los obliga a caminar y a volver una y otra vez a empezar el mismo circuito.

A nadie en este mundo se le puede privar del deseo de justicia y como la llama está encendida, hay promesas de muchas otras marchas.

La causa judicial avanza por buena ruta. Viene con envión pero ha disminuido en su velocidad. No es complejo entender. Es tal el desastre que al fiscal no le cuesta nada encontrar elementos de prueba. Aparecen hasta debajo de las piedras. Pero al juez las cosas no se le están presentando de igual forma. Entre el embate de la corporación que casi consigue excusarlo a la fuerza y el escaso personal con el que cuenta, no existe manera de poder estar al mismo ritmo que el representante del poder fiscal. Ya conocemos lo que es un embudo. El jurídico tiene las mismas consecuencias.

Salvedad que en este caso, tanto el juez como el fiscal tienen un respaldo inquebrantable. Cuentan con la confianza y las esperanza de aquellos que marchan. Los que no pueden olvidar. Ni a sus seres queridos. Ni a sus verdugos. Esa fe depositada, es si dudas tener viento a favor.

Va a ser largo el camino, cargado de espinas, pero al final será justicia.

Eso exigen los que siguen marchando. Empapados hasta la médula pero cada vez más calientes. Porque es la justicia su última arma. Pues ya nadie va a renunciar por cuenta propia, por culpa. Nadie gritará a los cuatro vientos patagónicos Yo soy el responsable. Porque Diego tiene a su asesino identificado y procesado pero a los que apretaron el gatillo que destruyó las vidas de las familias cárdenas y carrasco nadie los puede encontrar. Es el pacto de silencio el que mantiene uniforme el cuerpo. Si cae uno, caen todos. Entonces hay poca esperanza de atrapar a los autores materiales. Aunque brilla la luz en el fondo del abismo, esa que arderá el día que se prueben las responsabilidades políticas.

Y en esa va la marcha, zurdos y bombos al trote. Alguien alcanza un megáfono y la estrofa empieza a tomar forma. Hoy que está de moda la cuestión del federalismo. Quizás la canción mas federal de la historia. Por lo menos de la reciente. La que se canta allí donde el estado mata y encubre. Donde existe alguien que con dignidad empuña justicia. “Como a los nazis les va a pasar, a donde vayan los iremos a buscar”. No es un aviso ni una amenaza. Es un camino hecho a huella. Nos marca de donde venimos, a donde vamos. Nos muestra a las claras cuantas almas surcaron esos pasos. Nos guía y nos protege. De aquellos que divagan justificando la violencia estatal contra la delincuencia. Los “mano dura” y los “cara dura” también. Nos cuida de los que dilatan, operan y entorpecen sembrando impunidad. De los que no sólo no van a asumir su responsabilidad sino que harán todo lo que esté a su alcance para que nadie pueda hallarla. A donde vayan los iremos a buscar.

Amanece el 18 en San Carlos de Bariloche y la nieve ha tapado todo. Parece una ciudad nueva, limpia. Las reservas hoteleras estallan y los emprendimientos crecen proporcionalmente a lo que crecen las ganancias. En el Alto la línea de pobreza sigue siendo inalcanzable, mientras tanto las fuerzas del orden siguen deB.O.R.A.ndo jóvenes. Los funcionarios ocupados en que no se caiga la imagen, ni de ellos, ni del Bariloche que les da de comer. Los buscadores de fenómenos apuntando sus cámaras hacia nuevos horizontes marketineros. Los tibios, como es costumbre, deambulando sin mirar al lado. No vaya a ser que algo o alguien los angustie y tengan que correr asustados a sus casas a saciar la cuota de violencia por TV.

Como todos los años el sol terminará por derretir la nieve. Desde los picos mas codiciados de la tierra bajará el agua barriendo toda la mugre que encuentre en su camino. La naturaleza seguirá su marcha y la marcha traerá nueva vida, nuevas esperanzas. La nieve puede tapar todo pero no la impunidad. Hay sed de justicia en Bariloche y como el agua de deshielo correrá una y otra vez hasta calar en la roca dejando una huella imposible de borrar. Será justicia.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amiable brief and this mail helped me alot in my college assignement. Thanks you for your information.

Anónimo dijo...

muy bueno agustin, hay que joder mucho con este tema.
lautaro.

Manu y Santino Dios

Manu y Santino Dios