Cuando un escritor realiza una investigación que puede llevar días, meses o años, con el objetivo de sacar a la luz, narrar, denunciar, un acontecimiento puntual que le mueve el piso a él en lo personal, por la razón que fuese, siento respeto. Siento respeto porque en esa investigación hay trabajo, esfuerzo, horas con el culo sentado, o en movimiento, un ir y venir constante que tiene como meta conseguir información fidedigna de ese hecho u acontecimiento, para poder contarlo, narrarlo, con la mayor cantidad de datos posibles. El prólogo de la novela Relato de un náufrago habla de estas cosas, de esa necesidad que tuvo Gabriel García Marquez de escribir acerca de lo que se ha enterado. Él mismo cuenta como fue la cocina del relato, de donde viene, de qué hecho, a partir de qué cuestiones personales y públicas. El tipo se da cuenta de que no sólo tiene entre manos una proeza humana pocas veces vista -en esa época el tipo era corresponsal de un diario importante de la capital colombiana-, sino que hay más: un trasfondo político condimenta la historia de manera fabulosa. De hecho, la publicación de su versión de los hechos, le termina costando un exilio. El colombiano se decide y después de una serie de entrevistas con al famoso náufrago, escribe la travesía.
Garcia Marquez coloreó el relato original, le puso vuelo propio a las palabras, a las oraciones, a los párrafos, pero no a los hechos. Gabo le puso literatura a una historia que no podía dejar de ser escrita.
El relato es atrapante. Estamos hablando de una situación límite. Se exponen sensaciones que sólo en ese tipo de situaciones pueden aflorar, no en cualquier otra. No las conocemos, por lo menos yo. Nunca me caí con un avión en la cordillera o quedé flotando en una balsa por diez días en el medio del océano. La experiencia personal de este pobre marinero es de por sí, excepcional. Y a García Marquez le quedó la descripción, la exactitud, la minuciosidad de cada una de las palabras elegidas para decirnos como fue la experiencia de ese hombre de unos veintipico de años. Hay mucha información relacionada con el océano, sus colores, su oscuridad, su aroma, su movimiento, su no finito. También se describe, como pocas veces leí, el cielo, el aire, el viento. Hay una constante descripción de la naturaleza: amaneceres y atardeceres, frío y calor, lluvia y sol, mucho sol( el caribe ), fauna marítima, desde unos tiburones que le rodean el bote todos los días a la misma, peces de todo tipo, tortugas y gaviotas. Y por supuesto, al autor escribe de manera precisa sobre las emociones que se le despiertan a un tipo que está diez días en manos de Dios, en el medio del mar, sin nada más que su propia fuerza y su, posible, fe. La historia pide que la leas y que no hagas ninguna otra cosa hasta terminarla. Y lo haces en uno o dos días. Es una cronología, el narrador va contando desde el día uno hasta el día diez las cosas que le van pasando.
Súper recomendable, muchachos y muchachas.
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Relato de un náufrago
Subido por
Mariano Abrevaya Dios
on viernes, 5 de octubre de 2007
2 comentarios:
A ver si se dejan de tanto misterio y se "escrachan" completamente dando los nombres!!
Bienvenidos al mundo blogspot!!
No hay como GGM es uncapo!.Te recomiendo el amor en lo tiempo de colera, una historia de amor inolvidable.
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