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Diálogos de campaña finales


La consigna había sido clara: interpelar al votante de Pino Solanas. El afiche se diseñó en una noche y pocas horas antes de la veda salimos a pegarlos en las calles. De color negro, con un Gracias Pino en letras blancas y amarillas en la parte superior, la imágen ganadora y en amarillo de la tecla Play en el centro y en la parte inferior, también en blanco y amarillo, la firma: Gabriela Michetti.

Revolviendo el engrudo en el local de la Boca decidimos que el barrio a intervenir era Palermo. Y hacía allá fuimos: dos autos, 8 personas, 1000 afiches, dos baldes, rodillos, guantes de latex (y varios aerosoles) .

El primer ida y vuelta lo tuvimos con un periodista de la televisión pública que caminaba por la vereda agarrado del brazo de su compañera: "es de mal gusto correrlo a Pino por izquierda", opinó.

Al rato con dos flacos que pasaban por la mano de enfrente: ¿Están con Pino?, preguntaron con sonrisas de aprobación en las caras. Al contrario, dijimos. Ahora caras de desconcierto. Pino le saca votos al oficialismo, y por eso le pegamos, aclaramos. Ah...

Al rato, un paredón con afihces de Proyecto Sur. A menos de un metro de distancia un grupo de casi diez treintañeros esperan el bondi haciendo un círculo, hablando animadamente. Son más de la una de la mañana. Un par de compañeros cruzan Scalabribni Ortiz y le escrachan en la frente a un Mauricio Macri tamaño gigante un adjetivo tan cierto como demoledor: IGNORANTE. El resto encaramos hacia los afiches de Pino: demos una discusión con el grupo de chicos, nos proponemos.

Varios de los chicos del grupo se dan vuelta para ver qué estamos pegando (o mejor dicho para quien). "¿Son del PRO?", dice un colgado. Para nada, decimos, estamos con el gobierno. ¿Nacional o de la Ciudad?, insiste. Bancamos a Cristina, dejamos en claro. Ahora son varios los que se acercan a mirar el afiche y a escuchar que está pasando. ¿Ya sabés a quién vas a votar?, interpelamos. No todavía, dice. Faltan dos días, le recordamos. Estoy entre Pino y la Coalición Cívica, confiesa. No se parecen en nada, decimos. No te creas, contesta. ¿Y por qué no a los candidatos del gobierno?. Mmm... no sé, sonrie, incómodo. ¿No te parece que se han dado pasos muy importantes durante los últimos años? Sí. ¿Y entonces? Hay algunas cuestiones que son impresentables. Tiranos una, pedimos. En serio me preguntan, dice, con las cejas levantadas y una sonrisa irónica. Si, claro. Piensa, y dice: Moyano, Moreno (¡cómo perdimos la batalla cultural!, pensamos). Ponele que sean impresentables, cedemos, ¿tanto peso tiene ese argumento en comparación con los puntos a favor del gobierno?, planteamos. ¿Y la valija venezolana, y Kanska?, saca de la galera, todavía sonriendo. Vos nos estás jodiendo, devolvemos, y en seguida tomamos la posta nosotros: es importante esta elección, loco, no es una más. Somos pibes, sabemos de dónde venimos, por las que pasamos nosotros y muchos otros, y ahora que el país creció, que la gente está mejor, que el país camina, resulta que se ponen en moralistas por cuestiones que bajan de los medios. Ya son casi todos los que nos escuchan, y miran (somos como ellos, la misma edad, la misma pilcha, el gol 2005 con el motor en marcha a unos metros, solo que en lugar de venir de un bar estamos militando). Ponele que cedamos también con eso: a algunos dirigentes los cambiaríamos. Pero la balanza sigue muy inclinada para nuestro lado. Los avances en materia de laburo, producción, instituciones, justicia, ciencia, hablan de un gobierno que gobierna en serio. Todas las gestiones anteriores nos cagaron en la cabeza.

Silencio. Dudas. Pasan un par de bondis.

De verdad, loco, retomamos. Es mucho más lo que hay para ganar que lo hay para perder. Ya no se rie sino que está bastante serio. Puede ser, concede.
Nos damos la mano y nos despedimos.

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Durante la última semana de la campaña me dediqué a charlar sobre las elecciones fuera del ámbito de la militancia: en el trabajo con compañeros de poca confianza, en los chinos con la carnicera, el verdulero y hasta el chico de la caja, el peluquero de mi nene y el diariero: ¿a quien votas? La mayoría de las personas con las que hablé vive en el conurbano (salvo el peluquero que vive en Palermo Soho). En todos los casos, y después de media hora de hacerle recordar de dónde veníamos y dónde estábamos parados ahora, logré que reconocieran que los kirchner eran de lo mejor que habían visto. Hubo que estar media hora, efervorizado, muy convencido y hasta emocionado, para que fueran, de a poco, afirmando con su cabeza mis intervenciones.

El trabajo de demonización que viene imprimiendo a toda maquina el dispositivo mediático está tan aflor de piel de las personas con las que hablé que uno hace carne el poder que administran
.

Está tan claro, decía yo una y otra vez, tan a la vista que de mínima tenemos que apostar a darle una chance al proceso que arrancó en el 2003, que no puede haber lugar ni a media duda.

A la chica que atiende la carnicería de enfrente de casa la volví loca. Sé que entiende de lo que hablo: ¿cómo te fue durante el último tiempo, a vos, a tu familia, a tu marido, cómo están las cosas en tu barrio: mejor o peor? Mejor, confiesa, pero ahora está complicada la mano, retruca. Ya sé, ¿pero porque le adjudicamos eso al gobierno? Nunca se habla del empresario. Vos que trabajas con la carne sabés de lo que hablo.

Me queda un día para convencerte, le dije hoy, antes de irme. Y se cagó de la risa.

Si todos salimos a la calle a convencer a los confundidos, como dice Julio Piumato, nos damos un rato, dedicamos esfuerzo a replicar una y otra vez los cinco o seis argumentos irrefutables que nos quitan el sueño, puerta por puerta, casa por casa, creo yo, la validación de la gestión sería mayor por que está ahí, al alcance de la mano. Solo hace falta cristalizarlo, sacarlo a luz, desenterrarlo del corazón y la conciencia de tantos hombres y mujeres que, desde el sentido común, entienden de qué mierda les hablamos: acá hay un gobierno popular dipuesto a gobernar para las mayorias. Pongámosle un voto de confianza, la reconcha bien de su madre.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quizas falto eso, convencer, quizas los chicos volvieron al bar los dias previos, pero ahora hay que seguir trabajando de cara a lo que viene, 2011, ojala no se dejen caer y tengan el mismo entusiasmo que se te lee a vos.
Un abrazo
muy bueno el blog

Fede S

Manu y Santino Dios

Manu y Santino Dios