(Volver a cero)
Si algo nos generó el kirchnerismo fue esperanza.
Y una de las grandes esperanzas era que íbamos a llegar a un consenso social donde había cosas que no tendríamos que volver a discutir. Al menos esa era mi esperanza y mi satisfacción mayor (mi felicidad pero también -pienso ahora- mi ingenuidad). La esperanza tiene, siempre, un gran porcentaje de ingenuidad.
Hay algo de angustia en estos días en la ciudad de Buenos Aires. Alguno puede decir que no hay que exagerar, o que sólo se trata de declaraciones políticas partidarias oportunistas. No se. Pero estamos preocupados porque antes era más fino pero ahora ya es bastante grueso. Y lamentablemente tenemos que volver a empezar.
Si hay crisis económica o social de cualquier origen que perjudica a un sector social, ese sector social genera diversos mecanismos para paliar esa crisis y uno de esos mecanismos es la protesta en el espacio público.
El kircherismo, hay que decirlo, no le metió los derechos humanos a la Policía Federal, ni siquiera le pudo incorporar la democracia todavía. Pero tomó una decisión que fue de oro. La protesta social no se reprime. Es pragmático (evitar conflictos mayores: Kostecki y Santillan es el ejemplo) pero fundamentalmente es ideológico.
Cuando Montenegro dice que va a “ordenar” las protestas en el espacio público lo dice con un proyecto político detrás y con una ideología que sustenta ese proyecto, pero lo dice con tanta soltura porque tiene una encuesta en el escritorio que señala claramente que los porteños están hartos de las manifestaciones públicas, las demoras en el tránsito y la ausencia de orden. Macri perdió muchos votos el 28 de junio y tiene claro que solamente los puede recuperar por derecha.
Hoy, otra vez, tenemos que volver a señalarle a la clase media porteña que están fabricando otro nuevo boomerang. Es llamativo que el mismo gobierno porteño no advierta esta arma de doble filo que están diseñando. Que le consulte Macri a su amigo Duhalde lo que le costó la represión de la protesta social. Pero Macri no puede con él mismo. Y él es el Jefe de Gobierno.
Al primer herido blanco en una represión de una protesta social, los porteños de la cacerola, y de la cartera de cristina, van a ser los primeros en alertarse por tamaño acto de injusticia y desproporcionalidad. Y más aun si la crisis económica los afecta a ellos también. Piquete y cacerola, la lucha es una sola.
Es desesperanzador la falta de respeto por la memoria que se tiene en esta ciudad. Es decepcionante que todavía se hable de neomarxistas, de que los desaparecidos están vivos porque figuran en los padrones y se elogie a Martínez de Hoz. Mi ingenuidad me hacía creer que eso no se iba a poder decir más, en público, con tanta liviandad como quien dice que los productores de leche pierden dinero.
La designación del fino Palacios viene a decirnos –principalmente en lo simbólico- que esas voces que, entre otras cosas, permitieron las aberraciones de la última dictadura militar todavía no se callaron y que, aun peor, cada vez tienen más interlocutores con vigencia en el poder real.
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El fino y lo grueso II
Subido por
Riki Dios
on viernes, 31 de julio de 2009
Etiquetas:
Ciudad de Buenos Aires
1 comentario:
Nose alrme tanto todavía compañero, esto recien empieza. Espere a que entre la policia en su casa porq se junta con amigotes vagos a discutir politiquería, las evcinas del barrio también apoyaran la medida.
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