Están en caida libre, gritan al cielo para que algún distraído los escuche y los acompañe. Aullan, como lobos solitarios. Tienen tanto odio que se desnudan en público. Eso los conduce a estar más solos aún, encerrados en sus despachos de gerentes periodísticos, donde antes decidían todo lo que se comunicaba en la Argentina.
Hay muchas voces que cada vez llegan mas lejos y no son las de ellos. No hubieran desesado nunca mostrar el culo sucio, pero la historia los embocó en vida. Y nosotros sólo tenemos que mirar, leer, escuchar y militar.
Luis Bruschtein en el Página 12 de hoy le contestó a Morales Solá sin haberlo escuchado. A mi juicio esta nota de Bruschtein toca en la tecla que mejor sonido hace.
Agregarle nomás que en esta fiesta popular, con millones de personas en las calles, no hubo ni un incidente, ni un lastimado, ni un delito de la maldita inseguridad, ni un palo policial. Esto es lo inédito en la Argentina. Es muy dificil registrar convocatorias tan pero tan masivas, largas, que terminan de madrugada, sin incidentes.
El incidente siempre es la nota de color de los diarios. Ni eso tuvieron esta vez. Hay que aceptar que una ciudad liberada por cuatro días, con poco orden, puede subsistir, sin autoridad. Centenares de vendedores ambulantes, cerveza a rolete, comida de todo tipo. La ley municipal, el codigo de convivencia, y las faltas ahí no tenían lugar. Fue un estadío excepcional para una situación excepcional. Pero algo nos dice. Entre otras cosas nos dice que en este país cuando un famoso periodista dice que teme por su vida, lo que nos está queriendo decir, en realidad, es que le tiene miedo a la verdad.
Hay muchas voces que cada vez llegan mas lejos y no son las de ellos. No hubieran desesado nunca mostrar el culo sucio, pero la historia los embocó en vida. Y nosotros sólo tenemos que mirar, leer, escuchar y militar.
Luis Bruschtein en el Página 12 de hoy le contestó a Morales Solá sin haberlo escuchado. A mi juicio esta nota de Bruschtein toca en la tecla que mejor sonido hace.
Agregarle nomás que en esta fiesta popular, con millones de personas en las calles, no hubo ni un incidente, ni un lastimado, ni un delito de la maldita inseguridad, ni un palo policial. Esto es lo inédito en la Argentina. Es muy dificil registrar convocatorias tan pero tan masivas, largas, que terminan de madrugada, sin incidentes.
El incidente siempre es la nota de color de los diarios. Ni eso tuvieron esta vez. Hay que aceptar que una ciudad liberada por cuatro días, con poco orden, puede subsistir, sin autoridad. Centenares de vendedores ambulantes, cerveza a rolete, comida de todo tipo. La ley municipal, el codigo de convivencia, y las faltas ahí no tenían lugar. Fue un estadío excepcional para una situación excepcional. Pero algo nos dice. Entre otras cosas nos dice que en este país cuando un famoso periodista dice que teme por su vida, lo que nos está queriendo decir, en realidad, es que le tiene miedo a la verdad.
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