Lo quiero decir ahora, Diego, porque para esto que quiero decir ahora no importa el resultado con México, te juro que no, hay algo que pasó en estos días que para mi ya se escribió, ya se vibró y mañana la historia puede ser más feliz, más triste, con más o menos anécdotas, podemos ganar o podemos volver y lo que se diga hoy se tapará con polvo, pero yo lo quiero decir ahora, Diego, porque en 10 años voy a volver a este momento y a leer esto. Lo escribo sólo para mí, Diego, pero es por vos. Seguramente seas la persona más nombrada en el mundo, una de las más observadas, el Diego, que alguna vez te tuviste que esconder de vos mismo en alguna cueva oscura con tu alma desesperada. Hace unos días dijiste que Messi tenía que jugar contra Grecia porque la gente se merece verlo jugar, porque no se le puede privar al espectador del futbol universal la posibilidad de ver a Messi en un partido de mundial, y entonces sos popular, Diego, porque te ofreces a una multitud, porque es zarpado lo que representás y andás en una ruta emocional, regalando pasiones, locura y felicidad.
Y no hay que analizarte ni pensarte como se analiza o se piensa a la mayoría de las personas o de los hechos de esas personas. No sirven las estructuras de análisis, la lógica, o las ciencias sociales, ni siquiera el marketing, ni la buena o mala leche. Ese es un error común de los que tienen que decir algo. Es un error criticar como si fueras un funcionario o alumbrarte como si fueras un prócer revolucionario. No pasan por ahí las cosas con vos, Diego. Lo tuyo pasa por otro registro, que ni la mentalidad periodística ni ninguna otra mentalidad lo puede explicar. Yo tampoco, obvio. Por eso me basta con sentir, Diego. Con vivir. Es cierto, me gustan muchas cosas de las que hiciste últimamente, con el tatuaje del Che en el brazo, como bancar a Estela, irte temprano a Sudafrica, no jugar amistosos, abrazar a los jugadores, patear tiros libres al ángulo. Sí, pero hay un ángel que dejaste correr que no puede explicarse muy bien. Leo las notas que te hacen y me conmueven. Te veo en las conferencias de prensa y se para el mundo. Demostraste que sabés de táctica, de concentraciones, te profesionalizaste, de repente sos un técnico con todas las letras. Por eso no hay que insistir en argumentos truncados. Yo creo que siempre tuviste eso, pero lo mostrás cuando se te canta el culo. Sos un genio, te lo digo directamente, lo sabés todo en algún lugar de tu cuerpo, y cuando querés lo blanqueas y que los demás se enteren, ya lo sabés todo, quizás naciste sabiendo. Pero esa sabiduría va mezclada, encastrada, abrazada, con actos, palabras o hechos que en cualquier persona común las designarían como inmaduras. Pero no hay línea de maduración en vos, Diego, como la puede haber en un adolescente o joven cualquiera. Las cuentas de tu vida, como la de los genios de la historia mundial, no se miden con ningún método conocido. Por eso, sigamos hablando o escribiendo, no queda otra, pero al menos me dí cuenta que no hay lenguaje para describirte ni metodología para conocerte, Diego, y vos lo sabés, porque te hacés el normal para disimular y después sos genio otra vez y después un nene de diez. Simplemente te quiero decir que me di cuenta. Y agradecerte por poner tu genio al servicio de la alegría popular.
4 comentarios:
pura magia no? el personaje, la persona, lo que se escribe sobre ambas. Uno siente que él es un genuino tiro para el lado de la justicia, algo que puede ser disfrutado por todos, ricos y pobres, pero sobre todo pobres,como el sol. Muy Bueno amigo.
gracias.
gracias por escribirlo y gracias por compartirlo.
te lo quería decir, dios.
Comparto cada letra de tu conmovedora carta al Diego.
Ami me arranca lágrimas cada vez que lo veo alentando a su equipo, abrazando a sus jugadores , hablando en la cancha de boca en un homenaje, frente a un estadio que reventaba, el ahí solito pero tan grande capaz de dialogar con todos. Tiene esa fibra de ser especial, esa garra. Vamos Diego todavia!
Que blog pedorro. Lo mejor es la figurita de la presi bailando como la boluda que es.
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